Andrés Cubas el domingo tuvo su primer partido sobre el césped de la Bombonera y fue el mejor regalo de cumpleaños para el pibe que festejó sus 18 con una gran victoria de Boca y su familia en la tribuna.
Andrés Cubas andaba con algunos nervios en la semana previa al partido con Lanús, así lo había confesado, pero el domingo entró sobre el final del primer tiempo por la lesión de Erbes y tuvo su debut soñado en la Bombonera. Ya había jugado algunos minutos ante All Boys pero esta vez fue la primera vez que jugó en el césped sagrado, con el marco imponente de los hinchas, y con un final perfecto con triunfo y goleada de Boca. Inolvidable es poco.
“Estoy muy contento, estos días fueron muy lindos y lo estoy disfrutando. Fue muy emocionante, no me esperaba entrar tan pronto al partido y traté de disfrutarlo, es lo que me dijeron mis compañeros y Carlos. Traté de hacer lo que sé y lo disfruté”, reflejó Andrés.
El joven mediocampista central se hizo un regalo de cumpleaños perfecto, ya que el domingo cumplió los 18, y lo acompañaron desde las tribunas su papá y su hermano. El mejor regalo fue ese partido y, en lugar de recibir, se tuvo que poner con la camiseta para la familia: el papá ya tiene la del debut ante All Boys. Aunque aclara: “Después del partido me hicieron un regalo muy lindo, estuvieron todos y fuimos a cenar”.
Así, Cubas se convirtió en el undécimo chico de la cantera que tuvo la posibilidad de cumplir el sueño de llegar a Primera en esta tercera etapa de Bianchi. “No me lo esperaba, fue todo muy rápido… Subí de la Sexta a hacer la pretemporada con la Reserva y al poco tiempo tuve la chance de ir al banco de Primera y, al poco tiempo, jugué unos minutos. Fue muy rápido”.
¿Qué le dijo el entrenador? “Me dijo que iba a entrar de 8, que juegara tranquilo, que hiciera como en los entrenamientos, que jugara simple y que tratara de disfrutarlo mucho porque estos son momentos únicos”. Y le costó un poco al principio: “Cuando entré estaba medio perdido porque no es la posición en la que juego habitualmente pero a medida que fueron pasando los minutos me fui acomodando y, con las indicaciones que me dieron mis compañeros, terminé un partido bueno”.
Y como no tuvo muchos minutos en cancha, dio su propia carta de presentación ante los hinchas: “Mis características son más de recuperar pero en ese momento se me dieron oportunidades para encarar y atacar, quería llegar al gol”. El pibe disimula su físico pequeño con una garra admirable para quitar, marcar y correr en el mediocampo, más un muy buen pase para la distribución de la pelota. Además se definió como “autocrítico, cuando detecta que tuvo un mal partido trata de corregirlo y le pide consejo a los suyos. “Hablo con mi viejo que es re futbolero, con mi representante, mis amigos y mis compañeros”, contó. No pudo convertir pero se dio el lujo de asistir a Riaño para que cierre el 3 a 1 de Boca.
Es de Misiones y llegó a los 9 años a Boca para hacer las pruebas. Quedó y lo ficharon pero, como era muy chico y su mamá no lo dejaba quedarse en Capital, se volvió a préstamo a jugar al club de su papá, en Aristóbulo del Valle. Al año siguiente ya estaba de vuelta por la Ribera y vistiendo la camiseta de Boca. Conoce los pasillos, y las canchas, del club de memoria.
¿Su referente en el puesto? Fernando Gago. “Compartimos varios entrenamientos y trato que me aconseje, siempre lo miré desde chiquito y nunca pensé jugar con él, trato de copiar lo que hace”. ¿Y Riquelme? “Es muy lindo compartir con un ídolo un entrenamiento o un partido… trato de estar a la altura y de hacer las cosas bien”. Su historia recién comienza. Y habrá muchos más capítulos...