Rossi, Sara, Bustillos y Roffo comparten cada entrenamiento en el Sofitel de Cardales junto a Juan José Romero. Las claves de una competencia sana que potencia el nivel individual para el arco de Boca.
En cada foto de la pretemporada se los puede ver trabajando a un costado, alejados de las pasadas de velocidad y los cambios de ritmo que el resto del grupo repite hasta que las piernas dicen basta. Pero no por eso quedan exentos de la rigurosa preparación en el Sofitel de Cardales. Al contrario, los arqueros también necesitan del receso para potenciar su nivel: buscan acrecentar la fuerza de piernas y mejorar los reflejos para luego poder desviar esos remates imposibles, esas salvadas que se festejan como un gol y se repasan una y otra vez después de cada partido.
Desde el momento en que eligieron defender el arco, Rossi, Sara, Bustillos y Roffo fueron conscientes de que hay lugar solo para uno de ellos en el equipo. Pero, aun así, se mueven en conjunto y trabajan codo a codo en cada ejercicio diagramado por Juan José Romero. Van alternando para revolcarse de palo a palo, para descolgar un centro o afinar la precisión en una salida larga. Saben que la competencia no es con el de al lado, sino con uno mismo y que el trabajo grupal los potencia en lo individual para el momento en el que les toque la titularidad.
Rossi, con apenas 22 años, llegó a principios de 2017 y se afianzó en el arco para sostener el liderazgo que llevó al equipo a levantar la estrella 66. En la segunda mitad de la temporada, incluso, su nivel se potenció a tal punto que la Superliga acaba de nombrarlo como el mejor arquero del semestre. Los números, sin dudas, lo avalan: recibió sólo 5 goles en 1.080 minutos, tapó 35 remates directos y mantuvo la vaya invicta en 8 de los 13 partidos disputados. Una estadística muy positiva para un equipo ofensivo que planta todas sus fichas en el terreno rival.
Sara, por su parte, pudo alternar en los partidos de la Copa Argentina del último semestre y será clave para rotar en las distintas competencias que asoman en este 2018. El santafesino de 30 años había aprovechado su oportunidad luego de la partida de Agustín Orión en el segundo semestre de 2016, pero una lesión en el hombro lo desplazó por más de cinco meses cuando había logrado continuidad y solvencia como titular. Sus 36 partidos en casi tres años, con apenas 34 goles recibidos, también le dan chapa para transmitir tranquilidad debajo de los tres palos.
Por último, Javier Bustillos y Manuel Roffo empujan desde las divisiones inferiores y aprovechan esta etapa para sumar aprendizajes y experiencias. Bustillos, de 19 años, está en el club desde marzo de 2008 y, en el último semestre, sobresalió con apenas 5 goles en sus 9 partidos jugados en el torneo de Reserva. Roffo, en tanto, pudo mostrarse en los últimos dos encuentros con apenas 17 años, no recibió goles y demostró por qué fue convocado en los sudamericanos sub 15 de Colombia, sub 17 de Chile y en el Mundial sub 20 de Corea del Sur de los últimos dos años.
En esta pretemporada, como a lo largo del último campeonato, Guillermo tiene la tranquilidad de planificar los distintos torneos con el arco bien cubierto. El presente de Rossi, la experiencia de Sara y la proyección de Bustillos y Roffo le ofrecen alternativas para cubrir los tres palos y, a la vez, empuja la superación individual de cada uno en el objetivo de ganarse la titularidad.
Texto - Fotos - Videos: Departamento de Prensa de Boca Juniors.
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