Boca derrotó 71-58 a San Lorenzo y estiró la serie hasta el definitivo quinto encuentro. Con tres columnas ganadoras en ataque y una defensa elogiable, el equipo de Narvarte igualó 2-2 la llave de cuartos de final de la Liga Nacional.
Algunos en el deporte sostienen la teoría de que hay que ganarles a todos. Otros dicen que solamente hay que ganarles a los rivales que se te cruzan por el camino, sin importar el resto de los equipos. Lo cierto es que hay oportunidades que no se pueden desaprovechar, como la que tuvo Boca este martes ante San Lorenzo. El Cuervo llegó sin tres ejes (Sims, Mata, Aguirre) ante un rival que desde los minutos finales del tercer cuarto del partido jugado el domingo olió sangre. Y este martes, ante una multitud en la Bombonerita, claramente, no fue la excepción.
Siguiendo con las máximas del deporte, otra dice que se presente la circunstancia que se presente en la previa de un partido nunca hay que confiarse. Y quizás allí radica un porcentaje altísimo de la victoria de Boca en el cuarto punto de la llave. El equipo de Narvarte dejó el alma en cada bola a la hora de defender, tuvo un Gargallo endemoniado en la primera mitad y también sumó con pasajes puntuales de otros jugadores. Demasiado Boca para un más que disminuido Ciclón. El equipo de Narvarte no se confió y lo cerró bastante antes de la chicharra final.
La historia cuenta que solamente un equipo (Comunicaciones de Mercedes ante un Cuervo ya 1 en la serie regular y sumamente relajado) se llevó la victoria del Pando contando Súper 20, Liga Nacional y Liga de las Américas. Esa misma historia que también muestra sonoros e inolvidables batacazos como el de Buster Douglas ante Tyson en Tokio o el Maracanazo de Uruguay en el Mundial 1950 frente a Brasil. ¿Podrá el conjunto dirigido por Guillermo Narvarte desafiar a todos los pronósticos y escribir su propia historia con las letras más hermosas?. El jueves lo sabremos.
Foto: Javier García Martino (Prensa Boca)
Leonardo Chianese (Prensa Boca)